300 fue en su momento una cinta innovadora debido a sus logros visuales, personajes carismáticos, y un guión (basado en el cómic de Frank Miller), que mezclaba pasajes históricos con elementos ficticios.
Ahora llega su secuela, la cual, con la misma estética de su antecesora, busca introducir al público a una serie de sucesos que ocurren de manera simultánea a los hechos narrados en la primera parte. Eso si, con más sangre digital y menos lógica.
En "300, El nacimiento de un imperio", se narra la historia de Jerjes I (Rodrígo Santoro), príncipe persa quien luego de la muerte de su padre, y bajo el consejo de su comandante Artemisa (Eva Green), decide eliminar todo tipo de sentimiento humano para transformarse en "Dios - Rey", construir un ejército invencible e invadir Grecia y sus ciudades circundantes de una vez por todas.
Sin embargo, éstas poblaciones no están dispuestas a ceder tan fácilmente, y motivados por el sacrificio del Rey Leónidas y sus 300 espartanos, y bajo las órdenes del capitán Temístocles (Sullivan Stapleton), se unen para enfrentar a esta terrible amenaza, conscientes de sus pocas probabilidades de éxito.
Queda claro que si bien lo importante de esta cinta es el aspecto visual, el guión debe al menos respaldar las acciones de los personajes para sentir empatía por ellos y por la historia, tal y como ocurrió en la primera entrega.
Sin embargo ésto no ocurre y a cambio tenemos tormentas que únicamente aparecen cuando hay batallas en el mar, sangre digital brotando en grandes cantidades para asombrar al público en formato 3D, y múltiples peleas en "slow motion".
Uno de los grandes desperdicios de la cinta fue la historia de Jerjes, quien luego de la muerte de su padre decide exiliarse para encontrar el valor y el conocimiento suficiente para dirigir un imperio.
Por lógica debió convertirse en un gran motivador para unir un enorme ejército y enviarlo a la conquista de otras civilizaciones, un estratega excepcional, o al menos una mente inteligente que cuente con la asesoría de expertos en combate para alcanzar su objetivo.
Sin embargo, su búsqueda hacia si mismo se reduce a meterse en un río subterráneo, sumergirse durante unos minutos para luego convertirse en "Dios - Rey".
Acto seguido, su pueblo se arrodilla ante el por el simple hecho de tener voz grave, haber perdido el cabello, y llenarse de piercings el rostro, ah, y sentarse, pues eso es lo que mejor sabe hacer. ¿Para eso quería conquistar Grecia? ¿Acaso los griegos fabricaban sillones más cómodos?
Su estrategia para la conquista se reduce a mantener a su lado a una comandante respondona que le hecha la culpa a sus subalternos de todos sus fracasos y que no hace el más mínimo intento de crear un plan de ataque.
Eso si, la única oportunidad que tiene para acabar con la resistencia la desperdicia teniendo relaciones sexuales con el capitán enemigo. Está de más decir que dicha escena es la más ridícula y anti climática que he visto desde Matrix Recargado.
El aspecto visual de la cinta, a pesar de que es el mismo que usó Zack Snyner en la primera entrega, en esta ocasión se siente desangelada y sin fuerza, como si fuera sacada de un video juego (si no me creen, vean la secuencia del caballo entre los barcos), y los personajes carecen de fuerza y credibilidad, por lo que resulta muy difícil sentir algo por ellos, y sus "sacrificios", los cuales no causan impacto deseado dentro del público.
En fin, mis expectativas no eran altas, sin embargo esperaba algo mucho mejor de ésta cinta. Espero que si realizan otra cinta de esta franquicia, mejore notablemente todos los errores que tuvo esta segunda entrega, la cual, merece ser arrojada de una patada a un pozo bajo el grito: "This is Sparta!".
Calificación: 4
Imágenes x Segundo
Espacio de crítica poco crítica creada por un aficionado al séptimo arte. No se lo tome tan a pecho.
martes, 18 de marzo de 2014
jueves, 6 de agosto de 2009
Escondidos en Brujas (In Bruges)
Nunca me he sentido atraído por el trabajo de Colin Farrel. De hecho, siempre lo he considerado como un actor con mucha suerte, debido a que no encuentro otro justificante por el cual haya recibido, a lo largo de su carrera, papeles de personajes interesantes que bien pudieron ser mejor desarrollados por histriones con capacidades superiores.Sin embargo, debo reconocer que en "Escondidos en Brujas" ha realizado, lo que a mi gusto es, su mejor desempeño al interpretar a un asesino novato de conducta depresiva e irresponsable, misma que lo llevó a cometer un error fatal que posiblemente le cueste la vida.La historia sigue los pasos de Ray Cranham (Colin Farrel) y Ken Blakely (Brendan Gleeson), dos homicidas a sueldo quienes después de haber realizado una terrible pifia en uno de sus trabajos, se ven en la necesidad de huir, por órdenes de su jefe, Harry Waters (Ralph Fiennes), a la ciudad belga Bruges, un lugar en el que constrasta la belleza de los edificios y su arquitectura con la oscura historia proveniente del medioevo, la cual la ha transformado en un irresistible punto turístico para una gran cantidad de extranjeros e incluso, como locación idónea para excéntricos filmes europeos.Conforme avanza su estadía, los personajes van conociendo y mimetizándose con los habitantes de dicha localidad y al mismo tiempo, comienzan a cuestionar sus acciones y las necesidades que los han llevado al punto de trabajar como asesinos, así como también las consecuencias que les conlleva el vivir con este singular "oficio".Colin Farrel interpreta de manera sólida a Ray Cranham, un joven arrogante e irresponsable, pero al mismo tiempo, depresivo y sin la sangre fría necesaria para llevar al cabo las ejecuciones ordenadas por su jefe.Brendan Glesson y Ralph Fiennes, escoltan con buenas actuaciones a su compañero, y brindan ese soporte necesario para que el espectador se identifique con los personajes y por consecuencia, sienta creíble una historia que por momentos se torna inverosímil, sobre todo durante una secuencia de persecución y un final abrupto y, aunque predecible y justificado, extraño y hasta cierto punto fuera de lugar.Un acierto de su director Martin McDonagh, es mostrarnos a primera instancia parte de la belleza que posee ese lugar, el cual, como señalé en líneas anteriores, es una mezcla de arquitectura e historia, el cual nos ofrece un paseo turístico dentro del filme, mismo que, como a los personajes principales produce sensaciones encontradas, interés total o tedioso aburrimiento.El ritmo del filme es lento y termina de manera trepidante, a ciencia cierta no puedo decir si aquello es malo o bueno, simplemente no me molestó, y aunque siento que con una edición más puntillosa y unos minutos menos hubieran sido ideales para un mejor equilibrio de la cinta, pienso que fue un intento por hacernos sentir esa ambivalencia que produce Bruges en los personajes principales. Recomiendo ampliamente esta película a todos aquellos que busquen un poco más que explosiones durante esta temporada veraniega, aunque cabe la advertencia para quienes no se encuentren de humor para dar un paseo lento hacia una ciudad enclavada, para muchas personas, en un lugar desconocido, pero no por eso, menos atractivo, se pueden aburrir o maravillar.Calificación: 9
jueves, 27 de noviembre de 2008
Crepúsculo (Twilight)
Summit Entertaiment 2008 122 minutos Clasificación B
Dirigida por Catherine Hardwicke
Escrita por Melissa Rosenberg, basada en el libro de Stephenie Meyer
Elenco:
Kristen Stewart - Bella Swan
Robert Pattinson - Edward Cullen
Taylor Lautner - Jacob Black
Cam Gigandet - James
Peter Facinelli - Dr. Carlisle Cullen
Por Daniel Uicab Polanco
Las cintas basadas en la figura mitológica del vampiro siempre han sido generadoras de interés tanto en el espectador casual, como en el amante del cine fantástico y sobrenatural.
Por las pantallas cinematográficas han llegado todo tipo de trabajos que van desde el horror, la acción y la parodia, hasta profundas reflexiones del comportamiento humano, su vida y las pasiones que ésta encierra.
El vampirismo ha sido representado en incontables ocasiones con nuevos orígenes y motivaciones a fin de ofrecer relatos interesantes que cautiven el interés del público sin importar si es o no un fanático de esta figura mitológica.
Partiendo de éste último punto, llega a las pantallas “Crepúsculo” (Twilight), una cinta basada en el bestseller del mismo nombre, el cual narra la historia de Bella Swan (Kristen Stewart), una joven de 17 años, quien ha decidido vivir con su padre en el lluvioso pueblo de Forks en el Estado de Washington, debido a que su madre tiene un nuevo esposo.
En esta nueva comunidad se integrará a la escuela, formará amistades y sentirá una extraña fascinación por Edward Cullen (Robert Pattinson), un joven con un aura de misticismo y especiales habilidades como fuerza y rapidez sobrehumana.
Sin miedo a caer en el spoiler, está de más decir que de quien se enamora la protagonista, es un vampiro, quien entre otras características, puede leer los pensamientos de cualquier persona a excepción de Bella.
A partir de ahí, la historia es un melodrama juvenil que se ha visto en decenas de ocasiones en canales de televisión abierta y de paga, en donde la pareja central tiene que vencer obstáculos sociales para defender su amor a costa de cualquier precio.
La película tiene una extensa duración (cerca de dos horas), en donde la directora intentó poner todos los elementos que consideró necesarios para no defraudar a los fanáticos del libro.
Aún así, la cinta adolece de ritmo y un guión coherente y bien estructurado, y aunque por momentos quisiera mostrarnos los pormenores a los que se enfrenta la juventud actual, (inseguridad, problemas familiares, rechazo social), termina ofreciendo una película pálida y empalagosa, con algunos efectos especiales bien realizados, y con la mira puesta en la atención del público adolescente.
Los protagonistas nunca se encuentran en peligro real o encrucijadas existenciales, o al menos, el espectador no lo siente, el único obstáculo que busca separar a la pareja, es finalizado de forma abrupta en una secuencia de acciones desarrolladas casi al final de la proyección.
Es indudable que las jovencitas se sentirán atraídas por el rostro de Robert Pattinson, quien encarna al apuesto vampiro con aires de James Dean.
Sin embargo, Kristen Stewart no tiene la misma suerte debido a que carece del carisma que exige la heroína del melodrama, por lo que su papel pudo haber sido interpretado por cualquier otra actriz y el resultado hubiese sido el mismo.
Es refrescante saber que los vampiros no andan por ahí queriendo conquistar el mundo enfundados en cuero negro y peinados extravagantes, sino que han decidido buscar la coexistencia con su contraparte humana, hablando, vistiendo y comportándose de acorde en la actualidad en que se encuentren, esta visión me hace recomendarla de manera tenue, aunque para el que quiera ahorrarse unas monedas en ir al cine, puede alquilar en su video club más cercano la primera temporada de cualquier serie juvenil, e imaginárselos con colmillos.
Calificación: 6
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